"Los perfiles recortados de los cerros, sus oxidaciones color de amatista y, dominando desde su profundidad el espectáculo, la vasta lámina acerada del lago. Y entonces, sin saber por qué, sentimos que toda esta fría inmovilidad es también una vida. La vida fuerte, dura, inmensamente desdeñosa de la piedra. Vida cuyo secreto, acaso, la laguna lo conoce y lo calla". (“Notas sobre el paisaje de la sierra” de Mariano Iberico, Cajamarca).
Señor Ollanta Humala, presidente
del Perú:
Desde la apacible ciudad de
Colonia, ubicada casi como un ombligo de la República Federal de Alemania y
bañada por esa inmensa corriente de agua conocida como el río Rhein, mientras afuera hace un frío del
carajo, desde mi ventana observo los árboles que por efecto del otoño se han
despojado de sus hojas y muestran toda su erótica desnudez, en mi balcón una
pareja de pájarillos ha hecho su nido y con amoroso y disciplinado celo
solidario, “no militar”, protegen sus dos huevos. El sol, devaluado en su
calor, cabalga sobre las nubes blancas que manchan el espejo azul del cielo. No
hay autos transitando en la calle, sólo la radio y su música me acompañan.
Pero son otros motivos que me
animam a escribirle esta carta, y lo hago como simple ciudadano, como
sanmiguelino “pisadiablo”, y por lo tanto, como cajamarquino, comprometido con
la justicia, con la belleza y la literatura. No sé cuantos siglos vivo ya en Alemania
y aquí he aprendido la devoción y el respeto que se tiene por la naturaleza.
Aquí también se dan duras batallas en defensa del medio ambiente, pues las
empresas, donde sea que éstas se encuentren, tienen el mismo espíritu
depredador y sólo les interesa llenar de dinero sus cuentas bancarias a costa
de la vida de la fauna y la flora. Desde algunos años atrás, durante los
gobiernos de Fujimori, Toledo y García se han permitido, en nombre del progreso
y del desarrollo, el ingreso de empresas mineras, como la de Yanacocha, que
vienen destruyendo la inigualable belleza de los paisajes naturales de
Cajamarca. Pero no sólo se acaba con la hermosura mineral de sus lagunas, sino
que al suprimir las vertientes de agua desde sus cimientos, además de poner en
peligro la vida humana, se acaba también con el alma y la vida de la región. Muchos
de los cerros que antes mostraban orgullosos la verdura de frondosos bosques
hoy tan sólo exhiben la soledad de los desiertos. Sí esos pequeños grupos de
empresarios mineros no respetan la naturaleza, el futuro que le espera a los
pueblos cajamarquinos sólo tiene un nombre: DESASTRE, sino miremos, para no ir
muy lejos, a Cerro de Pasco.

Como usted sabe no es necesario ser político o
especialista en cuestiones de medio ambiente para entender la lucha de los
pueblos de Cajamarca. Usted mismo señor Humala en el 2007 pedía coordinar con
las organizaciones cajamarquinas para organizar un paro en defensa del agua, de
Quilish y contra el proyecto Conga. Incluso se puso dramático y con aires de
héroe dijo que no sería raro si lo meten preso por soliviantar el ánimo de las
masas. Para nadie es un secreto que en nuestro país no se hace lo que
normalmente se debe hacer, es decir, para congraciarse con las elites
económicas se violan las leyes y las más elementales reglas de la democracia y
el respeto a las poblaciones. En Perú reina y gobierna la coima; la corrupción
es una institución más; el engaño y el abuso del que más tiene contra los
pobres es pan de cada día y crece bajo el ala protectora de autoridades y
oficinas estatales. Es lamentable todo esto, y como aún tengo sangre en la
cara, me da vergüenza declararme peruano.
Me acusarán de todo menos de solidario. Me llamarán
antimero, activista ambiental a ultranza o radical, como se les llama a quienes
protestan y exigen la protección de los derechos de la naturaleza, deseo, igual
que todo el mundo, el desarrollo y el bienestar de mi gente y de mi país, pero
que todo eso se haga con justicia y respeto. Usted pregonó como candidato la llamada
Gran Transformación y con eso despertó las esperanzas de los desesperanzados,
pero ese mismo programa fue variando según sus cálculos políticos para atraer a
los privilegiados de la banca y de las empresas, quienes hicieron todo lo
posible para evitar su triunfo en las urnas, y ahora cuando ven que usted a
traicionado las espectativas populares y que sólo cambiará todo para no cambiar
nada, no dudan en aplaudirlo y usted tampoco duda en premiarlos, en
condecorarlos. El pueblo ya está cansado de pedir, de rogar justicia, quiere
que se le escuche. Tantos años se ha paseado con sus oficios y sus sellos de
una instancia a otra en busca de recepción y solución a sus problemas fundamentales
y siempre se ha encontrado con la indolencia de las puertas cerradas, se ha
enfrentado a la discriminación y la represión, y muchas veces la muerte ha silenciado
sus reclamos.
Por todo esto y muchas cosas más, sería ocioso
repetir lo que usted sabe de sobra, además necesitaría decenas de páginas para
enumerarlas, es que se han puesto de pie los pueblos de Cajamarca. Además
porque quieren que las concesiones mineras no se hagan a sus espaldas pues la
patria no se vende, la patria se defiende, y como militar usted lo sabe más que
otros, porque quieren que se respete la naturaleza y el medio ambiente, porque
quieren que sus riquezas no sirvan para llenar los bancos de las
transnacionales y a ellos sólo les quede la pobreza, la enfermedad y la muerte,
porque quieren una real consulta previa y una democracia desde las bases, porque
defendiendo el agua y la vida no los califica de terroristas, porque si el
suelo y el subsuelo nos pertenece a todos se debe respetar el buen uso de
ellos, porque el pueblo es tranquilo y pacífico, pero llega un momento en que
su paciencia se encabrita y le sale el indio, entonces se desborda la cordura y
ni los fusiles de su gendarmería que usted manda a "dialogar" podrá
detenerlo, ni los estados de emergencia, ni los bloqueos de sus cuentas
bancarias a sus gobiernos regionales, ni los juicios a sus dirigentes elegidos
en las urnas y en las bases.
Señor Ollanta Humala, presidente del Perú, en sus
manos está en decir NO a Conga, aun está a tiempo de rectificar si quiere que
el pueblo lo recuerde con orgullo, sepa usted que la autoridad se gana con
respeto y cariño y no a punta de fusiles, usted sabe que más importante es la
vida, que el agua es un tesoro y vale más que el oro, que hay otras
alternativas de desarrollo y bienestar y no todo se hace con el oro. Como
sanmiguelino “pisadiablo”, como cajamarquino, desde Colonia, le solicito anular el proyecto Conga porque defendiendo el agua ahora no beberemos nuestras
lágrimas mañana, y es deber y obligación suya defender la vida del pueblo
peruano y la integridad del territorio nacional frente a la voracidad y el
egoísmo de un puñado de empresarios mineros y porque aún queremos seguir viendo
como Mariano Iberico: “Desde lejos, en una mañana sin viento, la superficie de
la laguna semeja una lámina de acero”. Además el pueblo de Cajamarca en sendas
y contundentes manifestaciones populares ya dijo: ¡Conga no va!, al margen de
peritajes nacionales o internacionales. Finalmente le solicito ordene, a quien corresponda, la investigación y la condena a quienes resulten responsables por el asesinato de los pobladores de Celendín y Bambamarca que se manifestaban en defensa del agua y de la vida.
A la espera de sus noticias por el bien del Perú y
de los peruanos, le saluda cordialmente:
Walter Lingán
Colonia, 14 de abril del 2012.